Cosas, realmente insignificantes para tantos, pero tan presentes en nosotros. Pueden hacerte tanto, tanto daño con una de estas. Promesas que van desde regalarle a tu mejor amiga en la guardería sus gusanitos favoritos, hasta prometerle a tu abuela que la vas a llevar siempre contigo. Desde un para siempre, hasta un nunca más. Promesas enormes, otras menos importantes, otras insignificantes, otras que apenas son promesas, algunas difíciles de cumplir, y otras muy fáciles, algunas que duran años, y otras que son para toda la vida. Promesas a amigos, a padres, a compañeros, promesas a la persona más importante de tu vida, promesas a tí mism@. Muchas de ellas se cumplen, pero otras, no. Y cuando esto ocurre, ya nada podemos hacer, podemos ponernos a llorar, patalear o gritar, que nada nos va a devolver la confianza que teníamos antes de romperla.
Alba Rojas
2 comentarios:
Enhorabuena por el blog . Es interesante
que razon tienes!! quien no ha roto alguna vez una promesa (aunque haya sido de manera accidentada) y lo mal que lo hemos pasado.
*Jesús
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